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Guerra y Ejército |
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El Orden y el Caos |
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El Orden y el Caos
En el mundo antiguo el miedo y el desconocimiento es una norma constante en el comportamiento de las personas, la falta de respuestas para diferentes hechos les motivará a la formulación de una serie de teorías y mitos que regulen el día a día.
Están regulados por los ciclos de la naturaleza y esta escapa de sus manos, de este modo los pueblos antiguos hacen uso de la visión y el análisis para poder predecir determinados fenómenos inexplicables, de esta manera se puede formular una ideología para controlar estos, quien posee esta ideología posee el poder. Una mala cosecha, una inundación o incluso un fuerte viento, puede provocar el hambre y la muerte, son fenómenos sin explicación para los antiguos por lo que se les da un trasfondo mitológico y el control de estos se vincula a la religión, la divinidad siempre va a poder mediar para que no haya una catástrofe, la mínima alteración puede provocar el hambre, en el mundo antiguo la economía es básicamente de subsistencia y de base agraria, por lo que el control de la naturaleza es indispensable. Las divinidades se mueven por una cierta aleatoriedad, sin embargo el culto y la sumisión puede favorecer a la realización de buenas acción, dando buenas cosechas o buenas lluevias. El ciclo de la tierra será un ciclo recurrente en las antiguas mitologías, desde Demeter hasta Osiris, divinidades relacionadas con el proceso agropecuario.
Otro mal que se produce es el pillaje y la guerra, aun no tendiendo un concepto precisamente peyorativo en la guerra antigua, si que hay un pragmatismo a la hora de hablar de las consecuencias de esta, el hambre y la muerte siempre van ligadas a esta y los dioses son los únicos que pueden mediar por que la guerra sea victoriosa y solo termine con el número necesario de personas. De este modo que la divinidad siempre procurará la victoria de sus adoradores, siempre que estos lo hagan todo bien, si no es así les castigará con la derrota. En el mundo clásico se busca la paz con los dioses, congraciarse con ellos y procurar el apoyo de estos, las divinidades guerreras siempre pueden mandar destrucción o calamidades.

Herma
El mundo de las divinidades se puede relacionar con lo celeste o lo lóbrego, con la luz o la oscuridad, estas divinidades responden a las diferentes necesidades de las sociedades antiguas, el equilibrio entre los diferentes poderes y ámbitos, entre el bien y el mal, se conocen como dioses celestes y dioses infernales:
- dioses infernales: son los que viven en el submundo, Plutón, Perséfone,…
- dioses celestes: Júpiter, Marte, Apolo, Afrodita, etc.
Los dioses infernales tienden a relacionarse con la muerte, Hades es el dios de los infiernos, con la muerte de una persona va al mundo de este, el submundo donde se convierte en un una divinidad, por lo que los familiares siempre se intentan congraciar, se les tiene que rendir culto pues para evitar la revancha de estos, no se puede disociar el aspecto fúnebre del de la religión.
De este modo la religiosidad compromete a la población del mundo antiguo, se establece una providencia a la hora de actuar sobre los vivos, aparatos adivinatorios como los oráculos, regulan la vida de las personas, grandes decisiones a tomar pueden ser mediadas por una divinidad. El cumplimiento de los rituales y las promesas con las divinidades es vital, y su incumplimiento puede ocasionar la desgracia. Un ejemplo ilustrativo de esta realidad es el que repercute con Alcibíades y la rotura de la hermas, que propició la derrota de la expedición de Sicilia durante las Guerras Médicas.
El difunto que no ha pasado por unos pasos no va al submundo, queda vagando, las personas muertas que no han recibido entierro o ritos fúnebres son un caso, estos son de vital importancia, para el difunto y sus próximos, si un barco naufraga y mueren su tripulantes no reciben los ritos fúnebres, en caso a que lleguen a la costa los cadáveres, se les debe dar sepultura aunque solo sean dos puñados de tierra, dando un transfondo simbólico al entierro. Otros casos también son los que mueren en circunstancias anormales, un joven que muere con anterioridad a lo pronosticado por la parcas o tabién aquella persona que muere por muerte violenta. De este modo se debe procurar mantener satisfechos a los familiares muertos pues estos al ser ya divinidades tienen poder para otorgar dones o mandar desgracias.
Los dioses también pueden mediar en una guerra o conflicto, incumplir un rito o no ser piadoso es un agravante para sufrir una derrota. El trofeo por ejemplo, consistiría hacer con los expolia del ejército vencido se construir un monumento, el monumento se levanta en el lugar de la victoria, en caso de batalla naval en el lugar más cercano en tierra. En torno al trofeo se hace un círculo, con la función de neutralizar los espíritus malignos de quienes han muerto en el campo de batalla. Se fijan en un punto los espíritus caídos: un punto fijo con el círculo alrededor, para que no se puedan mover y no les persigan.
También se puede citar el Triunfo, otorgado por el Senado a los generales mas grandes. El ejército vencedor entra por las puertas de la ciudad, al Campo de Marte, purificándose, limpiándose de la sangre que portan y llevan consigo de los espíritus malignos de quienes han matado. No se puede entrar en la ciudad manchado, entrando por el arco de triunfo. El general victorioso genera envidia, son constantes los insultos al general, que se hacen en sentido apotropeo para rechazar lo malo, ya que existe temor a los lemures que pululan por ahí. La realidad es que la religión participa mas de las victorias que el sentido contrario.
Conclusión
La providencia divina es la causante de todas las victorias para los antiguos aunque hay que tener en cuenta que no es oro todo lo que reluce y muchas veces son los mismos dioses los que mandan una desgracia, el cumplimiento de los ritos es algo primordial y no se puede tolerar mantener descontentos a estos, pues estos nos aportan lo bueno pero también nos pueden castigar, los muertos también deben estar satisfechos y no se debe procurar dejarlos desatendidos, la verdad que nos aporta un augur o un oráculo es la que nos da la divinidad, pero siempre hay una pequeña matización y ordenación. Hay que tener en cuenta que esta visión escatológica de la religión responde a un deseo de la élite política y militar de controlar al pueblo analfabeto, pues no tiene criterios para juzgar sobre si mismo y simplemente deja ser sorprendido por una ritualidad y una fastuosidad que manifiesta el poder de estos dioses.
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