El Origen de Egipto
Introducción
La sociedad egipcia, como todas las sociedades jerarquizadas, contaban con una estructuración de la sociedad de forma piramidal, de forma que la base de la pirámide estaba compuesta por el pueblo llano, y la cúspide por la clase dirigente, y esta clase dirigente estaba liderada por la figura del soberano, el Faraón. La figura del faraón sin duda es la que mas interés ha despertado para todos los interesados del Antiguo Egipto, y a través de ellos se ha ido escribiendo la historia de esta cultura.
El interés por saber sobre los soberanos del Antiguo Egipto, ha sido propiciado por los mitos, leyendas y descubrimientos que se han hecho durante toda la historia que ha hecho que fascinen a todo el mundo, desde los griegos y romanos hasta la actualidad, la figura de los soberanos (desde el primero hasta el último) han generado múltiples leyendas: sobre su divinidad, sus exóticas costumbres, sobre sus vidas, sus tesoros, y como no por sus mausoleos. Pero no obstante esta es una visión muy simplista y que en la labor de los historiadores no es óptima, por lo que hay que adentrarse y poder iluminar esta figura que para muchos es casi algo legendario y misterioso, pero que en egiptología no puede ser admisible, el faraón como humano que es, hay que humanizarlo y poder desentrañar el concepto de poder que se tenía en el Antiguo Egipto y la aplicación del poder de esta figura a lo largo del Valle del Nilo, proceso que intentaremos vislumbrar a lo largo de este trabajo.
Tutmosis III, Gran Faraón
La historia del Antiguo Egipto comprende un gran periodo cronológico, no obstante la duración de la civilización egipcia transcurre en torno a unos tres milenios, en el cual los designios de la nación fueron gobernados por la figura del soberano, el Faraón, (peer aa). No obstante aunque la civilización a nuestros ojos parezca inalterable durante todo ese periodo de tiempo, es de suponer que esto es una generalización muy simplista, pues la mentalidad, las instituciones, la ideología religiosa ... irán evolucionando y adaptándose a las circunstancia históricas, y como no, esta evolución también se hará notar en la concepción de la figura del Faraón.
La figura del Faraón es sin duda la figura mas representada en la imagineria artística egipcia, muestran como si el centro del universo fuera el soberano, el soberano es el que guía al pueblo en las misiones militares, el que hace de intermediario entre los hombres y los dioses, y el que dirige y protege el pueblo. Esta imagen de los reyes egipcios muestra a una soberanía indiscutiblemente absoluta y que ninguna otra persona es capaz de emular ni de equipararse con él.
Esta imagen de monarquía absoluta sin duda se nos ha quedado grabada en la retina, soberanos de comportamientos tiránicos que nos han transmitido la tradición literaria Judea-cristiana, faraón era el que tenia en la esclavitud al pueblo de Israel, faraón era el que saqueo el templo de Jerusalén, y faraón era el padre de la esposa de Salomón. Por lo tanto la visión que tenemos de este personaje por estas fuentes es de un modo muy despersonalizada y muy genérica. Pero ¿hasta qué punto el faraón era un tirano? ¿su poder era ilimitado? ¿no tenía un freno a su poder? ¿la aceptación del soberano era unánime o tal vez también tenían detractores?.
Estas y mas incógnitas intentaremos responder a lo largo de este trabajo, que intentará poner rostro y humanizar la figura de este personaje, que siempre ha estado caracterizado por los formalismos, los tópicos y la despersonalización, por que no obstante el faraón es un hombre. Un hombre que rige el destino del pueblo egipcio, que tiene un poder terrenal, y por lo tanto debe de consolidar y justificar su poder y sus actos por una serie de ritos, tradiciones, moralinas, propaganda majestuosa... que hará que se asegure su poder, también deberá de adoptar un rol determinado según sea su objetivo (jefe militar, fecundador de los campos, juez, dios...) según a quien se dirija y en que época determinada.
De todos modos la figura del faraón será una figura representada durante todo el tiempo que dure la civilización egipcia, en la imaginería será una figura constantemente representada y los símbolos que justifican su poder también serán representados y repetidos durante todo este periodo. Una figura repetida a lo largo de la historia que sin duda nos hará ver que la Historia del Antiguo Egipto tiene en su germen la figura del soberano, en la concepción ideológica del Valle del Nilo es trascendental la figura del Faraón, tanto que si no hay Faraón no se puede concebir un mundo ordenado, resultado de un orden preestablecido por las divinidades. Lo que propicio el surgimiento de una serie de doctrinas que daban legalidad y justificación a la figura del Faraón y sancionaba el poder de actuación ilimitado, o así parece en principio.
La aceptación del Faraón es el líneas generales una figura que estaba aceptada por todos, pero hay que hacer matizaciones, por los la escasa documentación que nos ha llegado no aparece ningún texto en el que se recrimine a la figura del faraón, pero eso puede ser producto de la clase dirigente que produce los textos, y por tanto no se puede hacer mas que meras conjeturas hipotéticas, de todos modos si que aparece en la documentación escrita algún indicio de que la figura del faraón sufrirá un duro revés que obligará a hacer un cambio en la ideología y ya no solo justificar el poder de una forma divina, si no que habrá que justificarse también en el mundo terrenal, demostrar que es legítimo y también un buen gobernante. Esta visión de la monarquía hará que sea mucho mas accesible y aparezca mucho mas en las fuentes de todo el Valle del Nilo, por que se comenzará a usa de forma generalizada la propaganda (tanto artística, como en literatura, como en la liturgia...) y por lo tanto la población egipcia podrá ver y sentir la presencia del Faraón, no un modo directo y carnal, si no de una forma simbólica y plástica.
La génesis de la Monarquía Egipcia
Como ya hemos nombrado anteriormente la figura del Faraón es una figura que será trascendental en la historia del Antiguo Egipto, el Faraón es mas que un soberano, es un Dios, pero un dios en la tierra, no se puede entender el mundo sin el faraón. Para los egipcios la presencia del faraón era indispensable, pero no como la mayor parte de los soberanos, solo para gobernar el estado, si no que su presencia era importante mucho mas que eso, era el propiciaba que todo saliera bien, el que mantenía el sistema, y propiciaba su repetición.
Como ya dijera Herodoto, “Egipto es un Don del Nilo” y no se equivocaba, pero esta frase si bien puede que la acuñara él, sin duda mucho antes que el intelectual de Halicarnaso visitara Egipto, los habitantes de este ya sabían que el Nilo era el que daba la vida a Egipto.
El Nilo tiene tanta entidad en el Antiguo Egipto que se le considera una divinidad, el dios Happy, una divinidad que representa la fecundidad de la tierra, el Nilo es el que propicia la fertilidad de la tierra, con la crecida anual se deposita la tierra negra (kemet) el limo, que se deposita a las orillas del río, marcando el territorio cultivable y propicio para la vida, en contraposición con el desierto (deseret). Tal es la importancia que dan los antiguos egipcios al Nilo y a la crecida, que el nombre con el que designan los antiguos egipcios a su pueblo es el de las tierras fértiles (Kemet).
No obstante la eficacia del Nilo, y mas concretamente de la crecida viene determinada por el caudal y las condiciones de la crecida, una crecida demasiado grande y violenta, propiciaría inundaciones, consecuentemente provocando destrucciones y desastres de las zonas de hábitat, que están construidas en las zonas mas altas del valle de las tierras cultivables, por consiguiente provocando perdidas económicas y también humanas. En cambio si la crecida fuese muy limitada, provoca que el limo depositado a las orillas fuera también menor y por tanto quedando menos tierras propicias de cultivo y ganando terreno el desierto, por consiguiente generándose una oleada de hambrunas y de pobreza .

Como hemos dicho el Nilo fue fundamental para la creación de la civilización egipcia, gracias al Nilo la población se fue asentando a sus orillas. La región Sahariana se pobló en un momento del Paleolítico, estableciéndose grupos de nómadas. En el Valle del Nilo se presencia registros de hábitat, pero de forma intermitente, sin embargo en torno el paleolítico final progresivamente si irá produciendo un aumento demográfico a orillas del valle nilótico, las necesidades de los grupos de población del Sahara irán propiciando la aproximación al Nilo.
Des de finales del paleolítico, la región sahariana fue progresivamente desecándose, y lo ha seguido haciendo a lo lardo de todo el Holoceno; a finales del Paleolítico hay un cambio climático, se pasará del Pleistoceno al Holoceno, con anterioridad el Valle del Nilo sería una zona pantanosa, al menos en parte y no todas las zonas eran propicias para el hábitat humano continuado, en especial la zona del delta, las zonas pantanosas también formarán parte del paisaje del Egipto faraónico posterior. Como se ha indicado con anterioridad, el norte de África sufrirá una progresiva desecación, el Sahara se volverá mas árido, y las zonas pantanosas se desecarán también formando llanuras propias para el crecimiento de plantas y matorrales, con los que los animales pueden pastar y la gente puede encontrar recursos para su supervivencia, de este modo la población anteriormente dispersa, ahora se asentará en el valle del Nilo donde la subsistencia es mas fácil. Hay que tener en cuenta que el problema de la desecación del Sahara no está del todo esclarecido, y el desierto no era tan estéril como lo es hoy día, pero no obstante el valle del Nilo tendría una mayor posibilidad de recursos que propiciaría el asentamiento de población, de este modo ahora los grupos humanos mantendrían una economía, diversificada, de amplio espectro, complementando la práctica de recolección con la de caza., y tendrán las condiciones necesarias para que se produzca la neolitización y sedentarización de la población.
La relativa facilidad que tenían estos pueblos para la obtención de recursos, posibilitaron que estos fueran progresivamente abandonando el nomadismo y formándose comunidades sedentarias. En el Valle del Nilo, pero fuera del territorio egipcio, se dan las primeras muestras de sedentarismo en Jartum, en el denominado Mesolítico de Jartum, en torno al 6000 a.c, habitado. En el valle del Nilo el neolítico se inicia en torno el 5450 a.c con la denominada Cultura del Fayum.
Ahora con la llegada del neolítico se sentarán las bases de la creación del estado Egipcio y sentará las bases para la posterior composición ideológica, y como no, la figura del soberano que es lo que nos proponemos a analizar. La llegada del Neolítico y la sedentarización conllevará el control de la naturaleza, al igual que la formación del neolítico jugó un papel importante la observación (tenga carácter autóctono o no el neolítico egipcio) el control de la naturaleza también debe de seguir a un periodo de observación y como no adquirir y controlar una serie de conocimientos técnicos que puedan favorecer la producción. Para poder establecerse una planificación de cultivo lo principal que se tiene que establecer es un calendario, y el control de los recursos, (principalmente el agua) para poder favorecer una cosecha provechosa.
El caso Egipcio en cambio a diferencia de otras regiones, el control de los recursos hídricos no comportará la construcción de obras hidráulicas, si no que a partir de la observación empírica, se podía predecir y controlar la crecida, gracias a su regularidad , de este modo la agricultura egipcia pudo contar con las condiciones necesarias para el cultivo sin grandes inversiones en mano de obra; y también posibilitaron la localización de los asentamientos de hábitat en los puntos en los que la crecida no alcanzaba.
Los egipcios llegan a la conclusión de que la crecida anual es lo que posibilita su riqueza agrícola, pero sin embargo lo regular y predecible de la crecida, era algo que no siempre ocurría, y los egipcios tenían constancia de ello, una mala crecida era motivo de catástrofe, tanto en exceso como defecto. Por lo que había que controlar que la crecida fuera óptima, y evitar los posibles daños que ocasionara una gran crecida; la forma de evitar estos desastres era la de mantener contentos a los dioses. Al igual que el hechicero africano procuraba que lloviera, solo que aquí el recurso hídrico no provenía de las precipitaciones si no del Nilo, los egipcios no tenían una conocimiento de la formación del Nilo ni de los motivos que propiciaban la crecida del Nilo, por lo que para lo que para ellos no había explicación le tenían que darle una de aspecto escatológico.
En este punto del camino, vemos que los egipcios tenían miedo a la catástrofe, al Caos, a lo que sucede cuando no sucede lo que tiene que suceder, a lo que no pueden controlar, a lo que no es predecible, a lo que no está Ordenado. En este punto podemos comenzar a hablar de la figura del jefe, el jefe será el que encarnará el orden, el que procurará que la crecida sea óptima, será un intermediario de la divinidad y los hombres, por lo que es el único que podrá controlar la naturaleza. Es el que propicia el control del río, pero también sus actuaciones serán decisivas para el control del desierto, que también será una constante amenaza para la población como el río, las dunas y las tormentas del desierto propician desaparición de cultivos, de tierras fértiles, incluso de comunidades habitadas.
El desierto, a diferencia del Nilo, no aporta a los egipcios beneficios, para ellos es una tierra estéril, desconocida, y se agudiza de este modo la separación y diferenciación de la población del valle del Nilo de los habitantes del desierto, con toda seguridad el mayor nivel de vida y la mas compleja organización social y sobretodo una cultura material mucho mas rica y compleja que la de sus vecinos del desierto, propiciaría una política de ofensiva hacia estos, principalmente ideológicamente y verbalmente.
Con la llegada del Predinástico, cada comunidad del Valle del Nilo irá articulándose, en torno a núcleos, habrán comunidades que integrarán las regiones circundantes, se procederá a una jerarquización de los asentamiento y también de la sociedad, igual que se dará un progresivo alejamiento de sus vecinos del desierto, también se dará el alejamiento entre los productores los jefes que median con los dioses y las gentes que están en torno a ellos, en los yacimientos funerarios se van mostrando la progresiva diferenciación, como en el yacimiento de Naqada o en el cementerio U de Um el-Qaab, se muestra que las simples tumbas en fosa en la arena del desierto, las de los dirigentes tienen ajuares mas ricos, aunque solo consiste en unas piezas cerámicas de mas. El poder de la clase dirigente deriva de lo sagrado, de su situación privilegiada de entre mediador entre los dioses y los hombre, y su progresivo acercamiento a los primeros, convirtiéndose en un Dios en la tierra y configurándose un aparato teológico que justificaría el poder que tendría sobre el resto de la población, pasando del rol de mediador entre los dioses y los hombres a ser un dios el mismo.
Los diferentes centros de hábitat se irán articulando, aparecerá una jerarquización de los mismos, pasando uno a ser el lugar donde habita el jefe, que posiblemente esté en un punto estratégico y tenga mayor población que los otros; de este modo se irán configurando los sistemas de protoestados, ciudades estado en los que el control de las restantes comunidades de su entorno será la característica fundamental. Los jefes de estas ciudades irán poco a poco adquiriendo mas relevancia, se irán aproximando a la figura de casi reyes divinos. Esto culmina en el Predinástico final con la articulación de diferentes reinos, de los que no sabemos nada, pero por diversas investigaciones se intuye la presencia de estos; de todos estos reinos destacan dos, que se sitúan en el Alto Egipto, uno es el reino de Hieracómpolis y el otro el reino de Naqada-Nubt, se intuye también la existencia de otros como el de : Tinis. La justificación de la existencia de estos protoestados deriva de la importancia de sus restos arqueológicos pertenecientes a esta época, son los centros en donde se han registrado las actividades constructoras mas importantes de este periodo, el territorio circundante muestra que estos centro habitacionales han mostrado un enriquecimiento en sus construcciones mayor al de sus vecinas, y también es donde se han encontrado las tumbas mas interesantes, de las que las mas grandes se suponen que serán de estos jefes. En otro aspecto estas ciudades también serán decisivas para la posterioridad, Hieracómpolis es el centro en donde se venera al Dios Halcón, Horus, divinidad que en la posterioridad encarnará el papel de la monarquía, el protector de los reyes, de la realeza legítima y el orden; en cambio Nubt (Ombos) es la ciudad de Seth, el dios perdedor, de la esterilidad y del caos; dioses que con posterioridad aparecerían enfrentados entre sí.
Estos protoestados independientes interactuarán con las restantes, ocasionándose conflictos por el control de territorios o recursos, creándose una situación de guerra, las ciudades aparecen amuralladas como demuestra las paletas predinásticas representado ciudades, entonces la guerra se considerará como un mal endémico que se tienes que solucionar controlando a los enemigos, y esto se hace venciendo al enemigo. Será este el punto en el que se inician las actuaciones para conseguir un Egipto unificado.
En este punto de la historia del Antiguo Egipto llegamos a la conclusión, que el antiguo Egipto no solo es la unificación del Alto y Bajo Egipto, si no que también es la unificación a su vez de los distintos reinos que pudieron existir en el Alto Egipto. De este modo se podría dar una explicación al mito entre Seth y Horus, que encarnan el enfrentamiento entre estos dos reinos; y como es sabido el reino de Hieracómpolis será el triunfador, en estas dos ciudades se han encontrado sus respectivas necrópolis que han mostrado una importante inversión funeraria, como la tumba 100 de Hieracómpolis, que muestra escenas pintadas.

Tumba 100
Pero de todos modos el problema de los otros reinos no está resuelto, en especial el reino de Tinis (que es otro reino que se sospecha) que en su necrópolis Um el-Qaab se enterrarán los soberanos, ya en épocas remotas, de estos soberanos descenderá la esencia de los posteriores faraones de la “tierra negra”. Así estos jefes serán protegidos por Horus, dios Halcón, que encarnará la monarquía, de modo que el papel sacralizado de esta será indiscutible y su condición será transmitida a la posterioridad sin perder un ápice de divinidad. Ahora con la creación de una sola familia dinástica conllevará a establecer un culto a Horus y por reflejo a la monarquía, que si bien no se puede afirmar con rotundidad que el rey es un dios, si que es un dios en su papel de proximidad y heredero de la divinidad, y a partir de su muerte ocupará su lugar como dios subiendo a los cielos como afirman los textos de las pirámides.
Como he afirmado con anterioridad el núcleo de Tinis será la sede de la posterior dinastía histórica. Con Narmer se dará la primera muestra de unificación del Valle del Nilo, con la aparición de la Paleta de Narmer se da una muestra ilustrativa del proceso de conquista del Bajo Egipto por el Alto Egipto, de modo que se consigue por fin reunir en un solo poder los dos reinos resultantes al final del proceso histórico. Ahora bien, estas victorias militares conllevan a la unificación política, no se puede hablar del mismo modo de una unificación administrativa y cultural. El paso del tiempo había ido configurando dos entidades diferentes y por lo tanto una victoria militar no era suficiente como para poder realizar una unificación total, de modo que se tendrán que establecer un sistema burocrático capaz de hacer eficiente la administración en el Delta, no obstante el Bajo Egipto será un problema constante en la historia del Antiguo Egipto. Un territorio con sus particularidades, el Bajo Egipto a diferencia del Valle es una zona donde los dos brazos del Nilo proporcionan una amplia llanura optima para el cultivo, una zona también salpicada de pantanos y lagos, contraponiéndose al Alto Egipto donde la franja cultivable tan solo son unos pocos kilómetros a ambos lados del río, donde se concentra la población y las ciudades. En el Bajo Egipto también habrá un desarrollo urbano aunque por su condición medioambiental es mucho mas difícil de corroborar arqueológicamente, en determinadas épocas del la historia del País de los Faraones jugará un papel muy importante, especialmente en el Tercer Periodo Intermedio y la Baja Época.


Paleta de Narmer
Otra característica que tiene el Bajo Egipto que lo diferencia del Alto Egipto, es el papel que tiene como punto de unión con el resto del mundo; el Alto Egipto tenía pocas comunicaciones, por el sur con Nubia, y luego las diferentes rutas que conectaban con los Oasis o el Wady Hammamat que lo llevaba al Mar Rojo. En cambio el Bajo Egipto estaba próximo a la zona de Palestina, por el camino de Horus que comunicaba con el continente asiático y también con la Península del Sinaí, esta última zona de expansión egipcia donde se enviarán expediciones para la extracción de materias primas. Respecto a la zona de Palestina también se debe indicar que será durante las época que vamos a trabar uno de los polos de expansión del Temor de Horus, de modo que tendrá una vital importancia el control de estas rutas para poder faraónico y con estas también el control y explotación del Bajo Egipto. Las rutas no solo se dirigían a la zona palestina, si no que también hay una serie de rutas que llevan a la zona de Libia, la Cirenaica, Siwa, rutas por el desierto y rutas por la costa que también serán zonas de paso al Valle del Nilo y que estarán defendidas, como son la línea de construcciones que mandará realizar Ramses II siguiendo la línea de costa.
También hay que tener en cuenta que si bien la zona del Delta es una zona desde donde realizar la expansión, hay que tener en cuenta que también es una zona de penetración de población, que atraídos por las condiciones del Valle irán asentándose en este. El influjo de población hacia el Bajo Egipto hará de este una zona diferenciada al Alto Egipto y con una cultura mas “cosmopolita” y también propiciará la introducción de técnicas del exterior, el ejemplo mas paradigmático será el carro de caballos de época Hicsa. No obstante este influjo de población foránea será para la monarquía Egipcia un constante quebradero de cabeza, ya que estas poblaciones en determinados momentos de la historia se harán con el poder y el control de la zona, esto se hará evidente en el Primer Periodo Intermedio y se acrecentará en el Segundo Periodo Intermedio con los reyes Hicsos; asiáticos que establecerán núcleos de poder en el Bajo Egipto poniendo en jaque a los reyes “legítimos”. Durante la El Tercer Periodo Intermedio y la Baja Época esta situación se multiplicará, con la instauración de las Dinastías Libias que tendrán una trascendencia importante en las últimas época del Egipto Independiente, con multitud de reinos efímeros que intentarán ser controlados por los soberanos mas fuertes y establecer su hegemonía, unas dinastías que si bien estarán aculturadas a la manera egipcia seguirán teniendo sus particularidades, aunque se proclamen herederos legítimos; también se dará la dinastía Kushita, pero esta viene del sur.
De este modo la unificación de las dos tierras no se puede decir que fuera efectivamente muy fuerte, y el carácter dual del reino siempre estará apareciendo en la liturgia y en la imagineria, aunque hay que tener en cuenta que muchas veces son simplemente formalismos, pero que no obstante siempre tienen una parte de realidad pero esta siempre la tenemos que intentas sacar a la luz.
Con la Paleta de Narmer se muestra ya la dualidad que caracterizará a la Monarquía Egipcia, la representación de los símbolos de poder de los dos reinos (la Corona Blanca y la Roja) que conformarán el Egipto Faraónico. En la Piedra de Palermo, un documento en el que se relataban de forma analítica los años de reinado de los soberanos del Reino Antiguo, aparecen soberanos con la roja del Bajo Egipto, como una muestra de existencia de esta institución en este protoestado, sin embargo tenemos que cuestionar esta explicación, y probablemente se habrá hecho una reformulación histórica para poder legitimar la unificación.
En la Paleta de Narmer relata con un lenguaje visual la victoria del Reino del Alto Egipto, personificado por Narmer con la corona Blanca, golpeando a un personaje representando los pueblos de Bajo Egipto; la escena es contemplada por un halcón que representa a Horus sosteniendo un ser con cabeza humanar y con tallos de Papiro, representando también a los pueblos del Delta doblegados por el poder de Horus; el nombre del Rey Nar-Mer aparece cincelado en la parte centro superior de la paleta en sus dos caras, representado por la Maza y el pez, y flanqueado por dos de las representaciones mas antiguas de la diosa Bat, asimilada a Hator (Hat-Hor) esposa del dios Horus y divinidad femenina con la que se identificarán posteriormente las Grandes Esposas Reales de Egipto. En el reverso de la paleta se muestra una escena con el soberano ataviado con la corona Roja del Bajo Egipto precedido por unos personajes que llevan los estandartes de las divinidades del Alto Egipto encabezados por Horus, y se ilustran los cadáveres de los pueblos derrotados que aparecen decapitados. Este es básicamente el principal documento que nos habla de esta guerra que posibilitó la unificación, sin duda la mas antigua documentada en el mundo, sin embargo hay que tener en cuenta que en las modernas excavaciones en Ábido se ha dado con unas serie de pequeñas plaquetas de Marfil que nos ilustran una imagen parecida, que corrobora lo representado en la paleta de Narmer.
Como anteriormente he comentado la victoria no tiene por que indicar una plena integración del Bajo Egipto y hay que tener en cuenta que la unificación será una teatralidad en las dos primeras dinastías, si un gobierno es fuerte se podrá controlar el delta pero si no lo es, va a ser una tarea difícil, de este modo con el sucesor de Narmer se fundará en un punto estratégico la ciudad de Menfis (en origen ... Muro blanco) en el área en que se encuentran las dos Tierras, se creará está ciudad como punto de unión y centro de administración y control del recién creado reino, de este modo facilita la administración, de todos modos hay que tener presente que si bien se crea en el área de confluencia, se hace fuera del territorio conquistado, tal vez ¿por qué no era muy seguro establecerlo dentro del territorio? Puede ser, no obstante el papel que tendrá la ciudad de Menfis como capital, será secundario, probablemente la incipiente burocracia emanaba de la corte de Tinis o Hieracómpolis, donde se documenta una residencia real durante las dos primeras dinastías, como las jambas de Khasekhemuy.
Jamba de Kashekemuy
Pero la unificación será un punto de inflexión de la historia del Antiguo Egipto, no solo por la unificación en si o la fundación de Menfis; llegados a este punto la escritura empieza a aparecer, por la necesidad de mantener una administración eficiente. Será en este momento cuando se consolidaran las bases de los aspectos de la realeza egipcia y del panteón egipcio oficial, el culto estatal propiciará el culto a las divinidades próximas a la realeza, identificando al dios con el soberano, y la vilipendiada tesis de la Dualidad de la Monarquía, como rey del Alto y Bajo Egipto, y sus iconos como es el caso de las divinidades que representan a cada uno o sus rasgos en la imagineria que se perpetuarán durante miles de años. Y por último que indico aunque seguro que hay mas rasgos a destacar, es el inicio de una de las características mas destacables de la civilización del Nilo, que es su labor constructiva, y de fundación de templos y ciudades; con la aparición de Menfis apareció el Muro blanco que tenia la función de impedir las inundaciones, y con esta la fundación de una nueva ciudad posiblemente la primera fundación in situ de una ciudad en el Antiguo Egipto, y también hay que destacar la construcción y decoración del templo de Hieracómpolis que si bien no conservamos si que tenemos indicios suficientes para creer que existió (como es el caso del exvoto de la paleta de Narmer) construido en materiales nobles pero perecederos, no ha logrado llegar a nosotros. De modo que la llegada de la unificación creará un cambio de concepción en el aparato del incipiente estado.
Regresando a la creación de Menfis, hay que decir que esta ciudad adquirirá una importancia desde su fundación, es creada con una función específica y concreta y a ella se trasladarán funcionarios del poder central para mantener la administración en la región, estas afirmaciones las podemos hacer gracias a que hemos encontrado las tumbas de estos oficiales, en la necrópolis principal de la nueva ciudad Saqara, tumbas que rivalizan con las de los propios soberanos, y que la arqueología ha confundido con tumbas de estos o con cenotafios reales, teoría que no se puede probar, sin embargo el traslado de la corte a Menfis será cuestión de tiempo, la zona del delta será difícil de controlar. El control será débil y a veces inexistente, hay indicios de revueltas y de intentos de autonomía, el caos de la II Dinastía es muestra de ello, el estudio de la antroponimia de los faraones indica esto, ciertamente es un indicio y es difícil poder hablar de hechos concretos. De este modo este control débil obligará el traslado al norte para hacer mas efectivo el control de las tierras septentrionales, y así Menfis iniciará su papel de capitalidad de las dos tierras. Este hecho de una preponderancia de Menfis se demuestra por la cantidad de tumbas de funcionarios, durante la I Dinastía, tumbas con una gran complejidad arquitectónica y con gran monumentalidad, que hizo pensar a muchos que podía haber sido tumbas de los reyes o cenotafios.
Pero a partir de la II Dinastías si se identifican dos tumbas, en la necrópolis de Saqara, necrópolis principal de Menfis durante este periodo. Pertenecientes a dos reyes de la II Dinastía de muestra la importancia que adquirirá Menfis durante esta, las tumbas pertenecientes a Hotepsekhesmuy, Ninetjer y probeblemente Raneb, en este último apareciendo por primera vez en su nombre el símbolo solar Re, son muestras de una complejidad constructiva de gran magnitud, conservándose las estancias excavadas en la roca, están formadas por gran numero de estancias y pasillos.
Con el transcurso de la II Dinastía se seguirá intentando controlar el norte, el último rey de la dinastía tiene una particularidad en su onomástica que nos puede dar inicios de como transcurrieron los hechos. Las primeras evidencia, en Hieracómpolis, nombran a un soberano de nombre Khasekhem “el poderosos aparece”, y se ha puesto en relación con Khasekhemuy “los dos poderosos aparecen”, argumentándose que se trata del mismo soberano solo que cambiará su nombre cuando se haga con el control de las dos tierras. Este último soberano será un hito en la historia de Egipto, sentará las bases para la formación del Reino Antiguo, y probablemente sea el progenitor de Djeser y Sanakht, los dos primeros soberanos de la III Dinastía.
Conclusión
La conformación del Antiguo Egipto deviene del la génesis del estado faraónico como unidad mental que refleja una dualidad primitiva, a los largo de toda la historia del Egipto faraónico el simbolismo y la imaginería reflejará esta unificación, este combate simbólico en el que el sur vence al norte, el bien al mal, el dia a la noche y el orden al caos. Este combate primitivo será recordado en la posterioridad y los diferentes registros históricos relatarán este suceso, siempre tendiendo a utilizar el lenguaje hiperbólico propio del discurso del poder del estado central. La dualidad es una constante en el mundo conceptual egipcio y la forma de vencerla es presentar batalla, la imagen de un faraón victorioso se representará durante siglos y las representaciones de estas se harán a imagen y semenjanza de la paleta de Narmer, el faraón victorioso golpeando a sus enemigos será un tema recurrente, sin duda reflejo de una de las primera grandes batallas que se nos presentan en la historia. La visión de un faraón que otorga civilización será algo que permanezca en la conciencia colectiva, en periodos posteriores el faraón se presentará como un padre que alecciona a sus hijos fieles (es decir a los extranjero que están a su lado) los que no lo son solo son bárbaros y merecen el castigo y la aniquilación. Pero realmente esto no es mas que una imagen simbólica que desprende el poder de unificación de las Dos Tierras.