Sin duda una de las batallas que mas interés despertarán en la antigüedad será la batalla de Maratón, narrada por Heródoto, calificado por Cicerón como el padre de la historia, será narrada en sus Historias, de que será la principal fuente para el conocimiento de la historia de las Guerra Médicas. El autor de Halicarnaso, será en cierto modo ambiguo al presentarnos la batalla, pues dejará una seria de incógnitas que no podemos responder, y que aun hoy esperamos poder dar respuesta.
Campañas de Datis
En época en la que Herodoto escribió sobre la famosa batalla, había pasado en torno una generación, la Atenas Clásica, de la Peteconteia, había utilizado el episodio de Maratón como medio Propagandístico y de esplendor, mostrándose esta como un episodio mítico por el que los atenienses dieron su vida.
Orígenes del Conflicto
En el S V a c. La gran potencia territorial y expansiva del Próximo Oriente es sin dudas el Imperio Persa Aquemérida, sus territorios se situaban entre en el oeste hasta el Indo y en Occidente hasta Anatolia, incluyendo las ciudades Jonias. Estas ciudades anteriormente ya habían tenido que luchar contra poderes expansivo, del que destaca el del reino Lidio, que durante el periodo de su mas famoso soberano, Creso, estuvieron obligadas a pagar tributo, no obstante este dominio no supuso mas que una contribución económica ya que les otorgaba una amplia libertad institucional. Mientras tanto mas a oriente el poder persa se gestaba con Ciro II que emprendiendo gran cantidad de campañas militares expandió los limites de su reino por una amplia geografía. Culminando en el 547 a.c. con la conquista de Sarde, capital del reino Lidio, hecho relatado por Herodoto donde afirma que este hecho fue predicho por el oráculo de forma ambigua. Con esta conquista se englobaban la ciudades Jonias de Asia Menor, pertenecientes a la influencia Lidia, algunas intentaron resistirse pero finalmente sucumbieron al poderío expansionista Persa; muchas de estas ciudades serán gobernadas por tiranos locales dependientes del poder persa, conocidos como Sátrapas. Esta realidad motivará la creación de una corriente de opinión de falta de libertad y d opresión, ya que esta situación les privaba de libertad y las instituciones cívicas y la asamblea no tenían un gran poder decisivo.
Este descontento motivaría a la sublevación del 499 a.c que será un desencadenante para el origen de las denominadas Guerras Médicas, que enfrentarían a los Egeos y a los Persas, pasando el conflicto de la península Anatólica hasta el Egeo. Según la información de la que disponemos, el tirano de Mileto,Aristágoras, hará uso de su poder para conspirar contra los persas, intentando obtener un beneficio personal y mejoras económicas y políticas por parte de los Persas. Los griegos jonios de este modo se procuraron el apoyo de los griegos continentales y de este modo hacer frente a los persas de un modo mas eficaz, el mismo Aristágoras se trasladará a Esparta para solicitar ayuda, aunque su esfuerzo será en vano, ya que los Lacedemonios no le prestarán ayuda, argumentando que su ejército era exclusivamente terrestre; en cambio Eretria y Atenas si que mandarán una limitada ayuda, la primera enviando cinco navios y la segunda una veintena, está última estaba recelosa de que los persas intentarán restaurar la tiranía de Hipias, el hijo de Pisístrato, que había sido depuesto en torno al 510 a.c, y que se encontraba refugiado en territorio persa.
Los jonios iniciarán sus actividades atacando la capital de la Satrapía, Sardes, siendo esta incendiada, este hecho motivará la solidaridad de otros pueblos sometidos que se unirán a la causa jonia., como es el caso de Caria, Lidia o Chipre. Pero la contraofensiva persa no se hace esperar y los persas se harán con el control de Chipre y el de los estrechos de Dardanelos y Bósforo, en ese momento las naves atenienses ya habían regresado a su polis de origen, muestra de las disensiones internas de esta. Finalmente la flota griega será derrotada en Lade, próxima a Mileto, por la armada fenicia, posteriormente, en el 494 a.c Mileto será tomada y sus ciudadanos deportados.
Ofensiva Persa
En el año 492 a.c los persas se disponen a restablecer su dominio en Tracia, campaña llevada a cabo por Mardonio, de este modo se intenta asegurar la frontera occidental del imperio, situando reyes vasallos, probablemente dentro de estos planes se situaba el interés por restaurar en el gobierno de Atenas al antiguo tirano, Hipias. A parte de este interés por asegurar sus fronteras, también tiene un componente de castigo, las flotas proporcionadas por Atenas y Eretria habían dado impulso a la revuelta y por este hecho estas deberían ser castigadas.
En el 490 a.c zarpa de Cilicia una flota dirigida por Datis, según parece ser llevaba una flota de 600 navíos, mas una serie de naves de uso logístico, transportando víveres y caballos que precisaba la población persa a combatir que según indicaciones parece ser que era un número próximo al de 25.000 infantes y 5.000 jinetes. Datis se puso rumbo a las Cícladas, conquistando entre otras las islas de Naxos y Paros, posteriomente se dirigió hacia Eubea, la antigua aliada de Mileto, donde asediaron la ciudad de Eretria, que tras seis días de asedio la ciudad fue tomada, saqueada e incendiada, y la población superviviente fue deportada a Persia.
El desembarco de Maratón
Después de la conquista de Eretria, los conquistadores se dirigieron hacia el Ática desembarcando en la llanura de Maratón. Según el plan estratégico de Datis, si los atenienses decidían hacerles frente allí, en lugar de esperarlos en Atenas, la infantería persa se limitarían a mantenerlos alejado de la ciudad por medio de acciones de hostigamiento, sin presentar batalla campal. Mientras tanto enviarían a la caballería a bordo de las naces de transporte para desembarca en Falero, antiguo puerto de Atenas; de este modo se produciría el ataque contra una ciudad indefensa. Por otro lado se jugaba con la influencia de Hipias, que teniendo un grupo de apoyo dentro de la ciudad, estos organizaran una revuelta en esta para propiciar la rendición de la ciudad.
Los atenienses al conocer el desembarco de los persas en la llanura de Maratón, enviarán a los hoplitas, unos 10.000 en total acompañados de otro 1.000 llegados de la ciudad de Platea, también solicitaron la ayuda de los Lacedemonios, ante la que respondieron estos que no se la podían conceder debido a la celebración de una fiestas religiosas en honor a Apolo y no les estaba permitido hacer movilizaciones de tropas.
Situación de las tropas en el encuentro
Los atenienses no perdían el tiempo, se situaron al oeste de las llanura, en donde dominaban la ruta de montañas que unían Maratón con Atenas, mientras que los persas se situaban al este. El ejercito ateniense estaba comandado por los diez estrategos, uno por cada una de las tribus que había creado Clístenes, y todos estos estaban a su vez comandados por el arconte polemarco, máxima magistratura militar de Atenas por aquel entonces. Las opiniones estaban divididas entre el generalato, cinco estrategos, entre ellos Milcíades, estaban dispuestos a atacar de inmediato mientras que el resto propugnaban mantenerse a la defensiva, debido al mayor número de persas frente a egeos. El polemarco, Calímaco, decidió esperar a la llegada del contingente lacedemonio, por otra parte la caballería persa atemorizaba a los hoplitas, ya que estos no estaban acostumbrados a combatir contra contingentes a caballo. Mientras tanto la fuerza persa, con el mando de Datis, esperaban al estallo de un conflicto interno a favor o en contra de Hipias. La situación se prolongó hasta el día 11 de septiembre, en la que Datis manda embarcar a la caballería para que se dirigiera a Falero y así provocar con su presencia la sublevación en Atenas. Los atenienses sin embargo tenían un as en la manga, y eran conocedores de los planes de Datis, parece ser que unos espías facilitaron esa información, por lo que los atenienses aprovecharon la ausencia de la caballería para atacar, Milcíades será el encargado de convencer al polemarco para que se llevara a cabo el ataque, también será el que refleje la gloria de la batalla.
En el ala derecha se situará Calímaco, el polemarco, siendo el puesto de mayor responsabilidad en las maniobras hoplitas, después se alinearon los demás contingentes atenienses, en el ala izquierda se dispusieron los plateos. Ante el mayor numero de soldados persas, los griegos se las tuvieron que ingeniar extendiendo sus líneas en un frente de kilómetro y medio, para evitar que sus alas se viesen rodeadas, este hecho hizo que las fuerzas centrales contaran solo con cuatro filas de hoplitas, en cambio las alas estaban muy reforzadas.
Una vez dispuestos en el terreno, los griegos avanzaron ante los persas, que estaban separados por unos dos kilómetros de distancia, y cuando se situaban a unos 200 m se lanzaron en carrera para evitar la mortífera eficacia de los arqueros persas. Esa carga constituyó una novedad en la táctica de guerra de la infantería egea, siendo de vital importancia para la eficacia de esta, que se mantuviera formada siempre. La ausencia de caballería por parte de los persas, le negó la posibilidad de hostigar con esta a los flancos de los atenienses, que contaba con un sofisticado y eficaz aparato defensivo. En el centro los persas rompieron la débil línea de hoplitas, pero en las alas se impusieron los griegos que propiciaron un movimiento hacia el centro hostigando a los persas que fueron diezmadas mientras intentaban huir hacia sus naves, de este modo perecieron unos 6.000 combatientes persas mientras que en el lado griego solo perecieron 192.
Desarrollo de los acontecimientos
No obstante la caballería persa se dirigía a Falero, hacía un punto desprotegido, por lo que el ejercito griego se dirigió hacia la ciudad, 37 kilómetros separaban los dos puntos, recorrido que se hizo en 8 horas, llegando a la ciudad al anochecer, mientras que la caballería persa llegó al día siguiente, la llegada de estos se vio interrumpida por la llegada de los lacedemonios, motivo que obligó a Datis poner rumbo a el Imperio Persa.
Conclusión
La derrota persa, no supuso mas que un pequeño revés para estos, el conflito no había provocado mayores pérdidas que las humanas, pero la integridad del Imperio Persa no estaba en ningún momento, ni de lejos, puesta en duda. La falta de planificación y de reacción de los persas facilitó la victoria griega, contando con una rápida aptitud de maniobra e improvisación facilitando la victoria en los diferentes frentes que se pudieran abrir. También hay que tener en cuenta que los intereses de Atenas eran mayores, pues de la victoria dependía su supervivencia y la derrota no significaba otra cosa mas que humillación, muerte, deportación y esclavitud, por lo que la lucha debía ser a muerte y la estrategia era vital para la ocasión.No obstante también los Atenienses contaban con la ventaja de luchar en terreno propio, contaban con el conocimiento de este y la llegada de suministros no era un problema, no como en el caso Persa que debían sustentarse de todo al lucha a miles de kilómetros de su lugar de origen.
Si bien la derrota persa no supuso un peligro de este Imperio, si que supuso una humillación, y la revancha no tardaría en darse, en torno al 480 a.c Jerjes, hijo de Darío, arrasaría Atenas. El error persa sería aprovechado por los Atenienses para dar fama a su victoria, mostrándose como los vencedores del imperio que para aquel entonces se consideraba invencible, esto motivaría a los atenienses a concienciarse del valor de las instituciones democráticas, libertad frente al sometimiento, a parte también condicionaron la visión de superioridad griega sobre el componente bárbaro.